“Me hace daño la pierna”, respuesta: “Pues tomate un ibuprofeno”.
¿Cuantas veces habéis tenido esta conversación?
Es evidente que en España existe una tendencia a la excesiva ingesta de antiinflamatorios cuando se trata de paliar dolores leves y moderados. Prueba de ello es el dato facilitado por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC): más del 8,5 de españoles recibe cantidades diarias de ibuprofeno superiores a las recomendadas. Y por ejemplo, si hablamos de deporte, las encuestas han revelado que casi el 70% de los corredores admiten tomar o haber tomado ibuprofeno antes de un entrenamiento o competición.
¿Cuáles son los efectos de la combinación ejercicio e ingesta de este medicamento?
Ha quedado demostrado en varios estudios que estos no ofrecen ningún beneficio a la persona que lo consume, al contrario, pueden tener efectos negativos y peligrosos. El ibuprofeno o los otros tipos de antiinflamatorios tienden a provocar problemas gastrointestinales. Y su uso prolongado pueden aumentar dicho compromiso gastrointestinal, de tal manera que las cantidades pequeñas de bacterias y enzimas digestivas pueden filtrarse regularmente en el torrente sanguíneo y la absorción de nutrientes podría verse comprometida, especialmente después del ejercicio, lo que podría afectar a la capacidad de los músculos cansados para regenerarse y recuperarse. Otro de los efectos negativos evidenciado en un estudio realizado por la universidad Estatal de Appalachian (Estados Unidos) es que esta combinación puede provocar orificios en el colón. De hecho, comprobó que los deportistas que utilizaban diariamente estos fármacos acumulaban pequeñas cantidades de bacterias del colon en su torrente sanguíneo
Por lo tanto, hay que evitar tomar este tipo de medicación si vamos a realizar cualquier tipo de ejercicio, solo cuando exista una recomendación apropiada de un profesional de la salud especializado. Y si existen dolores, como siempre, os recomendamos acudir a los profesionales, en este caso, los fisioterapeutas.